MUJERES EN LA UNIVERSIDAD | |
Muchas mujeres
científicas se identificaron con la historia
de una investigadora que contribuyó de forma esencial al
descubrimiento más
importante del siglo: la estructura del ADN. Fue ignorada e incluso
menospreciada
por quienes, sin mencionar su contribución, recibieron el Premio
Nobel de
Medicina en 1962. Era Rosalind Franklin, que había muerto cuatro
años antes, a
los 37, tras publicar en su corta vida "más que muchos otros
científicos
en una vida más larga". |
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Las científicas se apiñan en los niveles más bajos: son mayoría entre el alumnado y se igualan a los hombres en los puestos de ayudante, pero a medida que se sube por el escalafón académico el número de mujeres disminuye y el de hombres aumenta. Es el famoso "efecto tijera", que se mantiene por décadas: un aumento del número de alumnas en las facultades de ciencias, experimentales o de la salud y en las escuelas técnicas no ha llevado consigo el aumento en el número de profesoras de esos centros o en el número de especialistas mujeres en los centros de investigación correspondientes. En el gráfico, datos del curso 1997/98 | |
De los datos actualmente disponibles se desprende que si bien en el curso 1989/90 el número matriculados de alumnos era ligeramente superior al de alumnas, poco a poco se ha observado un lento pero continuado ascenso en el número de alumnas, alcanzando en el presente curso una diferencia de 2000 alumnas matriculadas más que alumnos. El porcentaje de alumnos matriculados en cursos de doctorado estaba equiparado al de alumnos en el curso 1999-2000. Cabe destacar el hecho de que sólo un 25,8% de alumnos de cursan doctorado en el área de Ingeniería y Tecnología son mujeres. Pero de todas formas en cuanto al número de tesis doctorales aprobadas, la cifra correspondiente a los hombres es aún ligeramente superior a la de las mujeres (56% y 44% respectivamente).En la actualidad el número de mujeres que están matriculadas en cursos de doctorado supera ligeramente al de hombres. |