MUJERES EN LA UNIVERSIDAD

Muchas mujeres científicas se identificaron con la historia de una investigadora que contribuyó de forma esencial al descubrimiento más importante del siglo: la estructura del ADN. Fue ignorada e incluso menospreciada por quienes, sin mencionar su contribución, recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1962. Era Rosalind Franklin, que había muerto cuatro años antes, a los 37, tras publicar en su corta vida "más que muchos otros científicos en una vida más larga".
Medio siglo después de que Rosalind Franklin obtuviera una imagen de la estructura del ADN, las mujeres se han incorporado a la investigación pero la mayoría permanecen en la base y no alcanzan puestos relevantes. Así, en el CSIC, en 33 años, el porcentaje de profesoras de investigación, la categoría más alta, sólo ha crecido del 8% al 15%. Las investigadoras, que en 1973 eran el 25%, se mantienen en 2003 en el 28,7%, mientras que las titulares, la categoría más baja, han pasado del 21% al 38,6%, según los datos de Flora de Pablo, presidenta de la Asociación de Mujeres Científicas.

En la Universidad la cosa no está mejor. El 53% son licenciadas, pero sólo el 36% llega a profesor titular y el 16% alcanza las cátedras. Muchas de ellas, como hizo Rosalind Franklin, participan en investigaciones importantes y luchan por el reconocimiento. Franklin murió sin ser consciente del agravio sufrido, pero fue uno de los responsables de ese agravio, el Nobel James Watson, quien la rescató del olvido contra su voluntad. En su famosa autobiografía La doble hélice se refirió a ella con comentarios tan despectivos que provocó la reacción de quienes la conocían y posteriormente la magnífica biografía con la que Brenda Maddox la ha rescatado.

tijeraLas científicas se apiñan en los niveles más bajos: son mayoría entre el alumnado y se igualan a los hombres en los puestos de ayudante, pero a medida que se sube por el escalafón académico el número de mujeres disminuye y el de hombres aumenta. Es el famoso "efecto tijera", que se mantiene por décadas: un aumento del número de alumnas en las facultades de ciencias, experimentales o de la salud y en las escuelas técnicas no ha llevado consigo el aumento en el número de profesoras de esos centros o en el número de especialistas mujeres en los centros de investigación correspondientes. En el gráfico, datos del curso 1997/98
uex
De los datos actualmente disponibles se desprende que si bien en el curso 1989/90 el número matriculados de alumnos era ligeramente superior al de alumnas, poco a poco se ha observado un lento pero continuado ascenso en el número de alumnas, alcanzando  en el presente curso una diferencia de 2000 alumnas matriculadas  más que alumnos.

El porcentaje de alumnos matriculados en cursos de doctorado estaba equiparado al de alumnos en el curso 1999-2000. Cabe destacar el hecho de que sólo un 25,8% de alumnos de cursan doctorado en el área de Ingeniería y Tecnología son mujeres. Pero de todas formas en cuanto al número de tesis doctorales aprobadas, la cifra correspondiente a los hombres es aún ligeramente superior a la de las mujeres (56% y 44% respectivamente).En la actualidad el número de mujeres que están matriculadas en cursos de doctorado supera ligeramente al de hombres.

Volver