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Antología  de Textos: La novela del Renacimiento
Esquema de la novela idealizada
rasgos de la novela picaresca
 
 
 
 
Departamento de Lengua Castellana y Literatura
I.E.S. Enrique
Díez-Canedo
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La novela picaresca
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La autobiografía, el yo autobiográfico y el origen del pícaro (Lazarillo de Tormes)
þˇ  Pues sepa V.M. ante todas cosas que a mi llaman Lazaro de Tormes, hijo de  Tome Gonzalez y de Antona Perez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi  nacimiento fue dentro del rio Tormes, por la cual causa tome el sobrenombre, y fue  desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda  de una acena, que esta ribera de aquel rio, en la cual fue molinero mas de quince  anos; y estando mi madre una noche en la acena, prenada de mi, tomole el parto y  pariome alli: de manera que con verdad puedo decir nacido en el rio. Pues siendo  yo nino de ocho anos, achacaron a mi padre ciertas sangrias mal hechas en los  costales de los que alli a moler venian, por lo que fue preso, y confeso y no nego y  padecio persecucion por justicia. Espero en Dios que esta en la Gloria, pues el  Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra  moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazon estaba desterrado por el  desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que alla fue, y con su  senor, como leal criado, fenecio su vida.  Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los  buenos por ser uno dellos, y vinose a vivir a la ciudad, y alquilo una casilla, y  metiose a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos  de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando  las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban,  vinieron en conocimiento. Este algunas veces se venia a nuestra casa, y se iba a  la manana; otras veces de dia llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos,  y entrabase en casa. Yo al principio de su entrada, pesabame con el y habiale  miedo, viendo el color y mal gesto que tenia; mas de que vi que con su venida  mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traia pan, pedazos de  carne, y en el invierno lenos, a que nos calentabamos. De manera que,  continuando con la posada y conversacion, mi madre vino a darme un negrito muy  bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuerdome que, estando el  negro de mi padre trebejando con el mozuelo, como el nino via a mi madre y a mi  blancos, y a el no, huia del con miedo para mi madre, y senalando con el dedo  decia:  °Madre, coco! .  Respondio el riendo:  °Hideputa!   Yo, aunque bien mochacho, note aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mi   °Cuantos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a si  mesmos!  
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La crítica social (Lazarillo de Tormes)
þˇTratado Cuarto: Como Lazaro se asento con un fraile de la Merced, y de lo  que le acaecio con el.      Hube de buscar el cuarto, y este fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que  digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente: gran enemigo del coro y  de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicisimo de negocios seglares  y visitar, tanto que pienso que rompia el mas zapatos que todo el convento. Este  me dio los primeros zapatos que rompi en mi vida, mas no me duraron ocho dias,  ni yo pude con su trote durar mas. Y por esto y por otras cosillas que no digo, sali  del.  
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El caso (Lazarillo de Tormes)
þˇSuplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera  mas rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues V.M.  escribe se le escriba y  relate el caso por muy extenso, pareciome no tomalle por el medio, sino por el  principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y tambien porque  consideren los que heredaron nobles estados cuan poco se les debe, pues  Fortuna fue con ellos parcial, y cuanto mas hicieron los que, siendoles contraria,  con fuerza y mana remando,
salieron a buen puerto.

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Y asi me case con ella, y hasta agora no estoy arrepentido; porque, allende de ser  buena hija y diligente, servicial, tengo en mi senor arcipreste todo favor y ayuda. Y  siempre en el ano le da en veces al pie de una carga de trigo, por las Pascuas su  carne, y cuando el par de los bodigos, las calzas viejas que deja; e hizonos alquilar  una casilla par de la suya. Los domingos y fiestas casi todas las comiamos en su  casa. Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltaran,  no nos dejan vivir,  diciendo no se que, y si se que, de que veen a mi mujer irle a hacer la cama y  guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios que ellos dicen la verdad;{ aunque en  este tiempo siempre he tenido alguna sospechuela y habido algunas malas cenas  por esperalla algunas noches hasta las laudes y aun mas, y se me ha venido a la memoria lo que mi amo el ciego me dijo en Escalona estando asido del cuerno;  aunque de verdad siempre pienso que el diablo me lo trae a la memoria por  hacerme malcasado, y no le aprovecha} porque, allende de no ser ella mujer que  se pague destas burlas, mi senor me ha prometido lo que pienso cumplira. Que el  me hablo un dia muy largo delante della, y me dijo:   Lazaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas, nunca medrara.  Digo esto porque no me maravillaria alguno, viendo entrar en mi casa a tu mujer y  salir della. Ella entra muy a tu honra y suya, y esto te lo prometo. Por tanto, no  mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca, digo a tu provecho.    Senor -le dije-, yo determine de arrimarme a los buenos. Verdad es que algunos  de mis amigos me han dicho algo deso, y aun, por mas de tres veces me han  certificado que, antes que comigo casase, habia parido tres veces, hablando con  reverencia de V.M., porque esta ella delante.   Entonces mi mujer echo juramentos sobre si, que yo pense la casa se hundiera  con nosotros, y despues tomose a llorar y a echar maldiciones sobre quien comigo  la habia casado, en tal manera que quisiera ser muerto antes que se me hobiera  soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi senor de otro, tanto le  dijimos y otorgamos que ceso su llanto, con juramento que le hice de nunca mas  en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y habia por bien de que  ella entrase y saliese, de noche y de dia, pues estaba bien seguro de su bondad. Y  asi quedamos todos tres bien conformes. Hasta el dia de hoy, nunca nadie nos oyo  sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo della, le atajo y le  digo:   Mira: si sois amigo, no me digais cosa con que me pese, que no tengo por mi  amigo al que me hace pesar; mayormente si me quieren meter mal con mi mujer,  que es la cosa del mundo que yo mas quiero, y la amo mas que a mi. Y me hace  Dios con ella mil mercedes y mas bien que yo merezco; que yo jurare sobre la  hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de  Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me matare con el.   Desta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa.  Esto fue el mesmo ano que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad  de Toledo entro y tuvo en ella cortes, y se hicieron grandes regocijos, como  vuestra merced habra oido. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la  cumbre de toda buena fortuna.
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