CIENTÍFICAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS | |
Físicas, Matemáticas y Químicas | Biólogas, Geólogas y Médicas |
Las
estadísticas anuncian desde las primeras décadas del
siglo la presencia de las
mujeres en las Facultades de ciencias. Muchas de ellas se decidieron
por la
carrera académica o investigadora. Era un mundo de hombres,
catedráticos,
miembros de número en los sillones de las Reales Academias. Como
ha dicho una
de ellas, "eran cosas de la época y había que contar con
ello". Una
madre, una maestra, un contacto familiar o una amistad facilitaba la
entrada en
ese inundo de los departamentos universitarios, de los laboratorios de
investigación. Tras las guerras, la mundial y la
española, un grupo aún
reducido pero prometedor de mujeres accedía a la carrera
investigadora y
docente universitaria. Su entrada tuvo un efecto catalítico, y
aunque no fuera
rápido ni inmediatamente visible, siempre fine creciente. Sin
embargo, se
mantuvieron barreras y los hombres seguían obteniendo más
reconocimiento
público. Se muestra aquí a un grupo de científicas
españolas pioneras en sus
áreas, espectroscopistas, químicas, bioquímicas,
matemáticas, físicas... Cada
una en su ámbito profesional marcó pautas,
abrió paso, introdujo técnicas. Su
función
profesional ha tenido consecuencias que
han ido más allá del valor de sus trabajos, porque dejan
constancia del papel
de las mujeres en la modernización de la docencia y de la
investigación en
España.
En el exilio Evidentemente,
también participan en el mundo de la
investigación y la ciencia, como universitarias, profesoras y,
antes, en
instituciones que faciliten el acceso a ese mundo antes solo masculino:
Clara
Campoamor y muchas otras pedagogas organizan instituciones educativas
que hagan
posible el desarrollo intelectual de las mujeres españolas sin ninguna frontera. Por eso, en los años
anteriores a la guerra civil es muy frecuente encontrar referencias a
médicas,
químicas, farmacéuticas, etc… pero la Guerra Civil, y la
posguerra, cambian
totalmente este panorama. La doctrina oficial pide que las mujeres
regresen al
ámbito del hogar, a ejercer únicamente la maternidad y
las tareas domésticas
como destino. Por eso no es extraño que entre los cientos de
miles de españoles
que deben dejar su tierra para marchar al exilio haya muchas mujeres
que
ejercían libremente su profesión en la España
republicana. Poco sabemos de
ellas, en ocasiones casi nada salvo el
nombre y su profesión, apuntada en listas provisionales del
barco en el que
parten al exilio, o de los campos de concentración franceses en
que se las
encierra. Sí sabemos que muchas de ellas alcanzan México,
Chile o Venezuela,
países que las acoge con generosidad, y en el que desarrollan
sus profesiones
con la misma integridad y competencia que en España. Sabemos,
por ejemplo, que
muchas profesionales que llegaron a México en el mítico
barco Sinaia fundaron
colegios de pedagogía renovadora, o se incorporaron a la
Universidad Central de
México o al Colegio de España, instituciones que forman
parte de la élite
intelectual americana. Pero con sus nombres llega el eco de su valor y
presencia. |