Este martes 17 de Septiembre tuvimos el privilegio de recibir y escuchar el testimonio seis personas usuarias del Centro de Mayores de Puebla de la Calzada. El salón de acto se pobló de nuestro alumnado de 1 de la Eso, que escuchó con atención los relatos siguientes:
Las historias alegres de José Aunión, quien también nos recitó de memoria un poema sobre los Reyes Magos.
La infancia nómada de Dolores Castón, de 95 años, como hija de un miembro de la Guardia. Civil. Vivió en San Vicente de Alcántara, Zamora, Jaca, donde pudo estudiar y trabajar en una fábrica de chocolate. De vuelta a Puebla, conoció a su marido y tuvo tres hijos, uno de ellos también guardia civil.
Alonso Fernández García nos regaló sus vivencias de camionero. Huérfano a los 16 años, tuvo que ir a ganarse la vida en la construcción del pueblo de Guadajira. Después de pasar dos años cargando grava, empezó a conducir un camión a carbón con cabina de madera. Fue también tractorista de una finca, encargado de una empresa en Sevilla, trabajador de una refinería en Rota, trabajador de la construcción en el pantano García Sola, conductor de autobuses en Sevilla, de donde tuvo que venirse por la enfermedad de su esposa.
Ana Lechón Cabo nos contó su vida en el campo. Conocimos a su padre, que consiguió reunir un rebaño de vacas, a las que conocía por su nombre y a las que tuvo que salvar de una riada. Pasó una ida feliz dedicada a la ganadería y a la siembra
Alonso Pinilla Romero nos hizo revivir sus primeros años en el colegio, hace 66 años, cargado de lápiz, pluma pincel y cuadernillos para dictados, cuentas, dibujo y caligrafía. Iban al cole con un único libro: una enciclopedia con todos los saberes. Cuando tuvo que ponerse a trabajar, no perdió la ilusión por los estudios: se apuntó a la escuela nocturna y acabó enseñando a muchos que, por ciscustancias, nunca pudieron aprender a leer y escribir.
Juan Moràn Varquez nos mostró sus primeros años de vida en los chozos,cerca del badén de Talavera. Allí vivieron gracias a la pesca. No tuvo zapatos hasta los 12 años, cuando su madre le compró unas zapatillas de goma. No pudo ir al colegio y gracias a la ayuda de un maestro, pudo por fin sacarse el carnet de conducir. Juan vino provisto de sus juegos infantiles, que él mismo fabricó para la charla: el tirachinas, el balón de lana, la billarda, el aro.
Fue una charla muy entretenida y enriquecedora. Nuestro alumnado aprendió mucho sobre una vida para ellos dura y desconocida. Nuestros mayores fueron un ejemplo de supervivencia y de alegría. Afirmaron que, a pesar de las dificultades, aún añoran esa vida, para ellos, muy buena.